La cólera y el dolor se apoderaron ayer de los familiares de las 68 personas muertas durante un motín en los calabozos policiales de la ciudad de Valencia, considerada hoy una de las peores tragedias carcelarias de Venezuela.
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La cólera y el dolor se apoderaron ayer de los familiares de las 68 personas muertas durante un motín en los calabozos policiales de la ciudad de Valencia, considerada hoy una de las peores tragedias carcelarias de Venezuela.
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