Escuchó algunos testimonios de lo ocurrido durante los tres años, entre 2014 y 2017, que los yihadistas controlaron Mosul.
El papa Francisco pudo ver hoy con sus propios ojos, durante su visita a las ciudades de Mosul y Qaraqosh, en el norte de Irak, las atrocidades y la devastación que causaron los terroristas del Estado Islámico (EI) durante su ocupación y quiso enviar un mensaje de ánimo a sus habitantes para su reconstrucción.
En la devastada Mosul, rodeado de escombros y ante las cuatro iglesias cristianas destrozadas de la plaza Hosh al Bieaa, donde una vez jugaban los niños cristianos y musulmanes, el papa Francisco rezó por las víctimas de todas las guerras en su tercer día de visita al país árabe.
“Si Dios es el Dios de la vida, y lo es, a nosotros no nos es lícito matar a los hermanos en su nombre. Si Dios es el Dios de la paz, y lo es, a nosotros no nos es lícito hacer la guerra en su nombre. Si Dios es el Dios del amor, y lo es, a nosotros no nos es lícito odiar a los hermanos”, comenzó Francisco su oración. Sólo con la paz y con la reconciliación, añadió, “esta ciudad y este país se podrán reconstruir, y se logrará sanar los corazones destrozados de dolor”.